MENORES EN EL JUZGADO O EL CAMAROTE DE LOS HERMANOS MARX
Hace unos meses circulaba por las redes sociales un video del camarote de los hermanos Marx en el que simulaban que el camarote era un juzgado de guardia al que Groucho Marx iba invitando a entrar a todos los que llamaban a la puerta: el juez, el fiscal, el detenido, el médico forense, etc hasta que acababan todos como sardinas en lata dentro de un espacio muy reducido.
No sé si habéis tenido la oportunidad de estar en un juzgado de guardia pero, realmente, en algunos momentos es lo más parecido que os podáis imaginar a ese camarote de los hermanos Marx. En un espacio relativamente pequeño tienen cabida todos lo que cumplen algún papel allí: el juez, el letrado de la administración de justicia, los funcionarios, el fiscal, los abogados de oficio y particulares, los detenidos, las víctimas, los testigos, el psicólogo que atiende a algunas víctimas, el médico forense que trae un informe, los agentes de la policía nacional, los agentes de la guardia civil, los que están en libertad condicional que vienen a firmar por ser día 1 o 15 del mes o incluso el trabajador de la funeraria. Eso en un día tranquilo en el que los ánimos no están exaltados, porque puede darse el caso de que alguien sufra un desmayo o esté indispuesto y tenga que presentarse la ambulancia con el equipo médico a atender al enfermo (cosa que no es tan extraña).
En definitiva, un lugar en el que todo el mundo corre como pollo sin cabeza para conseguir sacar el trabajo adelante en medio de ese tumulto.
Os podéis imaginar que éste no es el lugar más adecuado para practicar la exploración judicial a un menor (así se llama a la prueba a través de la cual el menor declara en presencia del juez y del Ministerio Fiscal). Sin embargo, hace algunas semanas, una compañera nos comentaba que había visto cómo un menor había tenido que atravesar el pasillo del juzgado de guardia entre detenidos custodiados por la policía hasta llegar a la sala donde el juez iba a practicar la exploración del menor.
Habitualmente los menores ya llegan bastante asustados e impresionados al juzgado como para tener que presenciar este panorama, que no servirá más que para ponerlos más nerviosos.
Entiendo que los jueces están dentro de la sala de vistas y probablemente no son muy conscientes de lo que sucede al otro lado de la puerta, pero son cosas que deberíamos cuidar y tratar de establecer un momento u horario en el que el juzgado esté más tranquilo para llevar a cabo este tipo de pruebas. Y puestos a pedir, pensando en el bienestar de los menores, sería deseable que la exploración judicial de los menores no se celebre en sala, con el juez y el fiscal con la toga puesta, sino en un despacho más pequeño en el que el menor pueda estar más cómodo e imponga menos que una sala de vistas.
¿Os ha pasado algo parecido?